domingo, 7 de diciembre de 2008

Grutas de Calketok

Bueno, antes de nada pido disculpas por tardar tanto en publicar otro post nuevo, pero ya he superado mi weba (flojera, galbana, pereza) y os voy a hablar de las grutas de Calketok.

Distan de Mérida, Yucatán, una hora y fracción, pero se hace rápido, no es una autopista recta y aburrida, es una carretera que en España llamaríamos carretera comarcal, y encima estaba en obras... pero llegamos...

Están en una colina, que debe de tener unos 100 metros de altura sobre el nivel del mar, que parece un castillo sobre la que se divisa pura selva; árboles y más árboles se ven desde allí, nada más, ni siquiera un población, sólo verde y más verde.

Meterte en ellas es como apagar la luz, tapar el Sol, la Luna y las estrellas, desconectar el despertador digital de la mesilla y forrar las ventanas con cartones, está completamente a oscuras, cosa lógica. Da un poco de cosa quedarte ahí dentro solo y sin una lámpara que ilumine la piedra, lo digo por experiencia...

Al ser un grupo numeroso nos dividimos en tres sub-grupos: dos hicimos las ruta intermedia y uno la ruta fácil. (hay tres rutas, la más fácil es una hora y fracción, la intermedia son tres horas y la ruta aventura extrema que son ocho horas ahí debajo, sin agua, sin comida, sin luz natural...)

El guía nos iba enseñando las distintas figuras que se habían ido formando, naturalmente, en las paredes rocosas de las grutas: una cabeza de caballo, un jabalí, un cocodrilo, un pato, medusas, cerebros, etc. mientras ibamos haciendo el recorrido, que al principio nos pareció bastante fácil, pero que luego se fue complicando hasta estar en un sitio angosto, estrecho, con mogollón de calor, con su respectica alta cantidad de humedad, y la respectiva cantidad de guano (excremento de murciélago), que, como os podéis imaginar gran parte de ella acabó en nuestras ropas, mezclada con sudor y barro. Después de la excursión y ya superadas todas las agujetas y daños multiples con los que acabé, me pregunto si los mayas vieron esas formas zoomorfas y si las veneraron cual dioses, nunca lo sabré, porque no lo sabe nadie...

Un poco de historia acerca de estas grutas: fueron un escondite de los mayas durante la guerra de castas, iniciada en 1847, los nativos mayas se revelaron contra la élite que se autollamaban yucatecos, y que no consideraban a los nativos mayas como ciudadanos, sino como gente de campo y sin cultura. Según dijo el guía, quedaban restos de cerámica en estas grutas y restos de cuerpos humanos y de ofrendas a los dioses, pero el Museo Antropológico se lo llevó todo para conservarlo en el museo, queda, no obstante, un altar hecho con piedras muy grandes, donde se encontró un cuerpo de un sacrificio, y había restos de sangre y de pinturas, pero en muy mal estado (esto nos lo dijo el guía, pero yo por más que busqué no encontré ni rastro de nada, más que guano por todas partes.)

Estas grutas son propiedad, actualmente, del Gobierno Federal de la República de los Estados Unidos de México, y su concesión la hace, a la familia Cuk, son los descendientes de la primera persona que entró en estas grutas que no fue maya, y que se han dedicado a explotar turísticamente esta zona del Yucatán; incluso hoy en día, un miembro de esta familia se dedica a buscar nuevas rutas y nuevos caminos en estas grutas, con la simple ayuda de una soga y su propia fuerza, y el resto actúan como guías, incluso desde niños.

Aquí van algunas fotos de la primera mitad del camino, ya en la segunda, no tuve fuerzas ni ganas de sacar la cámara, sólo tenía ganas de salir de ahí, y volver a ver el Sol, y en verdad os digo, queridos lectores, que fui una de las personas más felices que ha habido sobre la faz de la Tierra cuando volví a ver brillar el sol y vi el azul intenso de este cielo.




Desde aquí le quiero dar las gracias a Cuzam, que es la chica esa pequeñica que me obligó a meterme en esas grutas, como les tengo que decir a mis nietos dentro de bastantes años... jajaja
Por cierto, al salir dije que nunca más volvería a meterme en estas grutas, pero ahora, con visión de pasado y de futuro, estoy seguro, que si tengo la más mínima oportunidad, volveré a introducirme en ellas, y volveré a ser la persona más feliz del mundo al volver a ver el Sol, y beberme el litro de agua de trago...



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